¿Quiénes ganan en Colombia?
Pese a que la economía colombiana está creciendo, la situación no se replica en materia de empleo: 5,6 millones de colombianos están en la informalidad y seguimos siendo el país con la desigualdad más alta entre los países de la OCDE.
Según el ranking de la revista británica Bloomberg, el empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo gana 1.293 dólares por segundo, lo cual sería motivo de orgullo si como reverso no tuviéramos uno de los países más desiguales del mundo. Sí, como siempre, solamente aumentan dos o tres grandes capitales, mientras la mayoría del pueblo colombiano pierde. En este país, tristemente, el crecimiento económico es sinónimo de acumulación y despojo.
Según el DANE, hacia finales de 2021, en las 23 ciudades principales y áreas metropolitanas de Colombia, la informalidad laboral creció a más de 5,6 millones de personas. En el mes de octubre, inicio de la temporada navideña según las dinámicas comerciales, el número de empleos informales aumentó en más de 180.000, con lo que 47,9% de los ocupados trabajan en empleos que no les garantiza estabilidad ni seguridad social.
Si bien un 53 % de los ocupados tienen contrato laboral (poco más de once millones de colombianos), el 37% de ellos no cuenta con un documento escrito que así lo pruebe. Del total de personas ocupadas, el 41 % fueron trabajadores por cuenta propia en informalidad
La propia Corficolombiana, holding empresarial del sector financiero, lo reconoció en voz de su analista económico, Juan Camilo Pardo: “Durante este año se han creado desproporcionalmente más empleos informales que formales. Esto quiere decir que en términos relativos, una menor cantidad de trabajadores están protegidos bajo el esquema de seguridad social”.
Así mismo lo presenta el análisis “La economía empezó a reactivarse, pero de modo lento y desigual”, elaborado por los economistas Jorge Enrique Espitia y Luis Jorge Garay, donde se destaca que, pese al crecimiento económico, la situación no se replica en materia de empleo. Persiste la precarización laboral, entendida como el proceso continuo y dinámico de degradación de las condiciones de trabajo y empleo.
Por su parte el informe “Perspectivas sociales y del empleo en el Mundo” 2021 de la OIT, señala que se han perdido cinco años de avance hacia la erradicación de la pobreza, lo que hace difícil el cumplimiento de los Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030. El aumento del desempleo y la precariedad laboral han reducido los ingresos laborales por lo que la pobreza se ha incrementado.
A estas lamentables cifras, y pese a que las estadísticas registran como empleados a todos aquellos que poseen una fuente de ingreso así esta sea informal, debemos agregar que el desempleo sigue estando en 2 dígitos, con un 11.8 % de las y los colombianos sin ningún tipo de trabajo. Como si fuera poco, el salario mínimo perdió capacidad adquisitiva, pasando de 264 dólares en 2020 a 255 al cierre de 2021.
Según el informe sobre la equidad en Colombia publicado por el Banco Mundial en 2021, nuestro país posee la desigualdad de ingreso más alta entre los países de la OCDE, y la segunda más alta de ALC, pasando de un coeficiente de Gini de 0,53 en 2019 a 0,54 en 2020.
Al torrente mundial de trabajadores pobres han ingresado 108 millones que se suman a los que ya existían a nivel mundial en el año 2019 previo a la pandemia. En las conclusiones del informe (OIT, 2021) se plantea que la pandemia ha afectado mucho más a los trabajadores con empleos más precarios, esto es, a los más de dos mil millones de ocupados informales, por lo que también se han aumentado las brechas desigualdad.
De acuerdo al anterior análisis estadístico, el panorama de los meses que siguen no es nada alentador. En lo que tiene que ver con la recuperación de la economía personal, representada en calidad de vida y satisfacción de necesidades básicas, es peligrosa la expropiación de ciertos derechos, siendo uno de los casos más graves, el derecho a la pensión, que lejos de ser una garantía para todos, se convierte cada vez más en un privilegio para pocos.
La tozuda realidad está demostrando que las políticas de flexibilización laboral y apertura económica, en lugar de resolver las complejas dificultades generadas por la pobreza, la desigualdad y el desempleo, están ahondando las brechas sociales, haciendo a los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Por ello, no sería nada extraño encontrar un aumento en el coeficiente de Gini para 2021.
Quienes han malgobernado a Colombia desde el dogma neoliberal, han buscado el beneficio del 10% más rico que gana 11 veces más que el 10% más pobre, en contra de las mayorías sociales del país.
Es necesario entonces que las y los desempleados, las y los tercerizados, las personas que sustentan su vida en las economías informales, encuentren nuevas formas de organización y participación política para hacer valer sus derechos. Cuenten con nuestra curul y nuestro partido en esa importante tarea. Una Colombia del tamaño de nuestros sueños está aún por construir.