Por: Omar Restrepo (Olmedo).

Cada año mueren en Colombia cerca de 17.000 personas a causa de enfermedades generadas por la mala calidad del aire y del agua; de estas, 11.152 muertes se presentan por patologías respiratorias o cardiacas relacionadas con la contaminación atmosférica, según un informe del Instituto Nacional de Salud.
Solamente en “Medellín muere una persona cada tres horas por causas relacionadas con la contaminación del aire”, así lo afirma el profesor Elkin Martínez, investigador de la Facultad Nacional de Salud Pública de la U de A. La bióloga Yaneth Orozco también concluyó en sus investigaciones que la exposición de células humanas a material particulado, incluso en niveles permitidos por la norma, genera mutaciones en las células lo cual podría tener consecuencias cancerígenas.
En el Valle de Aburrá el principal contaminante atmosférico es el material particulado de 2.5 microgramos (PM 2.5) por su capacidad de generar mayores riesgos en la salud de los habitantes y por las altas concentraciones que se alcanzan en este valle estrecho y poco ventilado.
En 2015 la Organización Mundial de la Salud OMS con base en un análisis de concentración de PM 2.5 ubicó a Medellín en el noveno puesto de las ciudades más contaminadas de América Latina. Y desde el 2016 cada año de forma consecutiva, se ha declarado en el Valle de Aburrá la alerta roja por la mala calidad del aire constituyendo un problema crónico y permanente.
En diciembre de 2021 volvieron a presentarse dos estaciones de monitoreo en rojo y nueve en naranja pese a que: Primero, el Consejo de Estado impuso la medida cautelar para que “ninguna de las estaciones de monitoreo de la calidad del aire de la ciudad de Medellín y en el Valle de Aburrá en ninguna época del año reporte niveles que exceda el color amarillo (contaminación MODERADA)”, es decir, menos de 37 mg de PM2.5. Segundo, la OMS restringió el límite permisible de PM2.5, indicando que aún la concentración de PM 2.5 de 15 a 37 mg es dañina para la salud de grupos sensibles.
Paradójicamente, son 3 las actividades humanas causantes principales de las emisiones:
1. El uso del vehículos o fuentes móviles.
2. Los procesos industriales o fuentes fijas.
3. Las fuentes áreas como las estaciones de gasolina.
En el Valle de Aburrá hay 2,138 fuentes fijas registradas asociadas a 698 empresas, la mayor parte de los contaminantes de la industria son gases que en contacto con el aire, el agua y el sol forman material particulado secundario, con el agravante de que el 31% de la industria continúa usando el carbón mineral como fuente energética y es el causante del 76% de las emisiones de PM 2.5.
También hay en este valle estrecho, procesos de erosión eólica ocasionados por la explotación minera a cielo abierto, problemas de olores ofensivos y ruido, y entre los vehículos, los mayores emisores de material particulado fino PM2.5 son los camiones, las volquetas y los buses impulsados por combustibles fósiles como el diésel. En todo caso, son las actividades lucrativas las que se están beneficiando del aire para arrojar sus desechos tóxicos, pero los costos de las enfermedades causadas por el mal aire las pagamos todos.
Aunque las autoridades locales intenten negarlo, el aire que respiramos en el Valle de Aburrá es nocivo para la salud. Las investigaciones evidencian el incremento de las enfermedades de infección respiratoria aguda y las muertes por problemas respiratorios y cardiovasculares por la contaminación atmosférica.
El aire contaminado no solo afecta la salud de las personas, sino también el agua, los animales y la flora, poniendo en riesgo la integridad de la Tierra. Esto es causado por la manera en que nos relacionamos con la naturaleza y la dependencia de los combustibles fósiles.
Los mismos detonantes de la contaminación atmosférica han generado movilizaciones sociales, convocando a la participación ciudadana: el colectivo de Medellín Ciudadanos del Aire coadyuvó en la acción popular interpuesta por los abogados Lucas Jaramillo y Guillermo Mesa con la cuál decretaron medidas cautelares para el Valle de Aburrá. También el Colectivo Mas Consciencia del municipio de Girardota interpuso una acción popular que obtuvo un fallo del Consejo de Estado favorable para la ciudadanía.
El problema de las ladrilleras ubicadas en Itagüí y en Belén también ha movido a las comunidades para realizar denuncias y comisiones accidentales en el Concejo de Medellín; el Colectivo Túnel Verde en Envigado rescatando el arbolado urbano interpuso una acción popular, igualmente la veeduría ciudadana de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales por los olores ofensivos en Bello y Copacabana.
La juntanza de todas estas luchas por un aire sano en el Valle de Aburrá es nuestro propósito. Darle voz al movimiento por el aire y la salud pública, es visibilizar el problema de la contaminación atmosférica que nos está matando, al literalmente, dejarnos sin aire que respirar.